A mediados del siglo XIX soplaban vientos de cambio en Ourense. La apertura de la carretera Vigo-Villacastín (1861-1863), hoy calle Progreso, supuso una auténtica revolución económica que trajo consigo una burguesía enriquecida en los almacenes, comercios, fondas y mesones que se abrieron alrededor de la nueva vía de comunicación. Urbanísticamente, con la nueva vía Ourense deja de ser la ciudad medieval cerrada sobre sí misma, las calles se prolongan y se abren otras nuevas, como la del Paseo, al tiempo que se transforma la arquitectura de los edificios, inspirada por los aires de modernidad que trajeron las comunicaciones y el dinero de estos nuevos comerciantes e industriales: casas de hermosas galerías talladas en madera y granito labrado.
En Ourense, el Modernismo está representados por dos grande arquitectos. Daniel Vázquez Gulías (1869-1937), natural de Beariz, se formó en la Escuela de Arquitectura de Madrid (ETSAM) para después viajar por París, Viena y Berlín.
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